Tábor es una ciudad muy pequeña, que alberga entre sus calles y callejuelas a unas 37 mil personas, aunque casi toda la masa demográfica se concentra en la zona centro, por lo que es muy fácil de recorrer en tan sólo unas horas. Esta ciudad es un paraje especial y idóneo para los que van de visita a Bohemia, o si andan de paso y cuentan con algunas horas para salir de visita por ahí.

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Esta ciudad se encuentra en el extremo norte de Bohemia del Sur, a tan sólo 83 kilómetros de Praga, constituyéndose en la segunda ciudad más grande de la zona sur de Bohemia, aunque, como les decía antes, uno la percibe como una ciudad muy pequeña al estar en ella, casi como un pueblo.

El paisaje que rodea a Tábor combina la belleza de la naturaleza con la riqueza cultural y los monumentos históricos que dan cuenta de una larga y vasta trayectoria de personajes y eventos que nunca dejan entretener.

El pasado de Tábor está muy vinculado a los religiosos de las guerras husitas del siglo XV. Su fundación data del año 1420, cuando fue fundada como un bastión de Jan Zizka, líder del ejército de los husitas por aquel entonces.

A modo de recordatorio de todos esos tiempos turbulentos se pueden encontrar los nombres de las calles, monumentos y el Museo de los husitas que se encuentra en el interior del Ayuntamiento.

El casco antiguo de Tábor es muy bonito y placentero de recorrer por sus estrechas calles adoquinadas bordeadas por coloridas viviendas que están decoradas en estilo gótico, renacentista, barroco y otros estilos más.

A partir del mes de enero es recomendable pasar por la Plaza Zizka, donde hay un centro de información que indican variados recorridos a través de la ciudad. Antes de salir de la ciudad, no hay que perder la oportunidad de probar un pastel acompañado de un café en alguno de los muchos cafés que bordean la plaza o las calles cercanas, lo cual ayudará a mantener en la memoria el recuerdo de esta pequeña ciudad de cuentos.

Foto: flickr

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