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La gótica Iglesia de Tyn en la Plaza del Barrio Antiguo se ilumina por la noche. La Ciudad Vieja, es uno de los barrios con más encanto de Praga, repleto de edificios históricos de varios estilos arquitectónicos.

En Praga, convergen sitios extraños, algunos de los cuales llevan a antiguos pasadizos subterráneos. Quizás por esto esta ciudad es tan querida por los alquimistas, magos y escritores.

Kafka ha sido el hijo literario más famoso de Praga, que ha sido durante mucho tiempo la capital checa en medio de una bolsa de comercio.

Los primeros años que vinieron después de la Revolución de Terciopelo fue alucinante y un poco locos. El país se levantaba con su primera radio privada en medio de los escombros de Stalin, ejecutando una emisión pirata desde el interior de un zócalo, el cual una gran estatua del dictador soviético paso por alto en la década de los 50.

Los restos de esa figura fueron demolidos y quedaron los escombros que en su momento generaron intensas nubes de polvo, que ambientaron conciertos y a bandas locales.

Un café del Starbucks de Ciudad Vieja puede llegar a costar lo mismo que uno en Dubai, aun así la gente los compra a diario.

Praga es una especie de museo al aire libre para los turistas. A pesar de las multitudes, el paseo por el Puente de Carlos al Castillo de Praga es todavía uno de los paseos mas bellos de Europa, y en primavera y verano hace falta pellizcarse para cerciorarse que no se trata de un sueño.

En la planicie de Letná, el viejo zócalo de Stalin fue montado con un péndulo gigante, aunque hoy todo esto está cerrado con candados. En los alrededores del parque y jardín cercano, la ciudad cobra vida, con montañas y patinadores que revolotean por la ciudad.

Vía: thenational

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