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Este castillo de estilo gótico, construido en épocas del rey Carlos IV, cerca del año 1348, representó por entonces el poder del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y rey de Bohemia, aunque los historiadores no han determinado aún quien pudo haberlo construido o, al menos, haber dirigido las obras.

Sí se sabe igualmente, que por entonces esta fortaleza era el sitio escogido por los nobles para albergar los tesoros reales, ya que era un espacio que quedaba relativamente cerca de la capital Praga, a unos 30 kilómetros. Actualmente, esta es otra de las razones por las cuales se ha constituido en uno de los principales parajes turísticos de la región.

Uno de los espacios vitales de las obras de este castillo, que se cree terminaron en 1365, es la denominada “Capilla de la Santa Cruz”, que se halla ubicada bajo la torre principal del recinto. La historia cuenta además que en el año 1421, por motivo de las Guerras Husitas, los tesoros reales fueron trasladados, al menos por un tiempo a Núremberg, aunque se sabe que luego los mismos fueron devueltos.

Por otro lado, cerca de 1480, se realizaron algunas reformas del estilo gótico tardío en el recinto, y posteriormente se introdujeron restauraciones en la torre principal, que había sido dañada a causa de un voraz incendio.

Ya en 1619, durante la época de la Guerra de los Treinta Años, los tesoros reales fueron definitivamente trasladados a Praga, y un año más tarde, el castillo pasó a quedar en manos de Fernando II de Habsburgo.

Vía: Guías Viajar
Imagen: Guías Viajar

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