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Así como hay hoteles temáticos en todas las ramas, hay cocinas temáticas y de diferentes gamas, donde hay gente de espíritu gourmet que hace su trabajo con pasión, y a medida que va avanzando, va forjando una historia. De experiencias así nace el Museo Gastronómico de Praga.

Según dicen los que saben, la gastronomía es una disciplina que examina la relación entre la cultura y la comida en un período histórico determinado. La palabra gastronomía, proviene de dos palabras griegas, que tendrían un significado que aludiría al estómago y al conocimiento. En un sentido más estricto, la gastronomía es una cuestión de arte culinario, que relaciona el arte de preparar, servir y consumir los alimentos. Conocer este arte, va muy ad hoc con un plan de vacaciones baratas en Praga, ya que conocer la historia de la cocina checa, es muy asequible.

La gastronomía, más allá de su historia, bien descrita en todos los rincones del Museo Gastronómico, es un tema de supervivencia, que involucra todo el conocimiento relacionado a la alimentación, mezclando ingredientes adecuados que finalmente deben quedar sabrosos.

Los chefs, cuando crean un nuevo plato, se sienten igual que si un astrónomo hubiera descubierto una nueva estrella. Descubrir un nuevo plato es motivo de gran felicidad en un chef bien formado.

Hay algo, eso sí, que debo decir, y es que aunque repitamos una receta al pie de la letra, nunca nos quedará igual que si la hiciera otra persona, menos un chef, debido a que cada uno pone su dosis de creatividad y talento. Con esto se explica por qué hasta un sencillo plato de pasta queda tan diferente cuando lo prepara una u otra persona.

El famoso chef Xavier Marcel Boulestin, decía que la cocina es un arte, porque más allá de medidas exactas, se requiere de instinto y gusto. En el fondo, la cocina es como el compositor de música y el intérprete. Un chef es siempre el intérprete de una receta. Y así como hay diferentes estilos de música, también los hay de cocina, algunas más selectas, otra menos, tal como si comparáramos el pop con la ópera.

Vía/ Museumgastronomie

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