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Aunque Praga esté creciendo a un ritmo que no se haya visto antes, continúa siendo el escenario perfecto para la danza, el jazz y la gastronomía.

Los que ya han visitado Praga, concuerdan en que la mejor forma de conocer esta ciudad, es caminando y perdiéndose entre las callejuelas adoquinadas. En caso que uno se pierda, siempre hay una iglesia, una cafetería o una galería de arte donde refugiarse mientras vuelve a la memoria el camino de vuelta a casa.

Praga es más que el Puente de Carlos, el Castillo de Praga y la Ciudad Vieja. Hay todavía muchas otras espectaculares vistas, atracciones y vecindarios para descubrir. A estos nuevos lugares prefiero llamarlos «microdestinos», sólo porque están situados dentro de un gran destino, que es la ciudad en sí.

Hay un edificio que desde sus inicios ha sido apuntado como uno de los más extravagantes del mundo, y aun así, la Torre de televisión Zizkov, apodada “The Rocket”, es digna de una visita.

El Hotel One Room, tiene toda una pared de ventanas orientadas al este, lo que permite ver la ciudad completa, incluso desde la bañera. La torre del hotel, cuenta con un bar, un restaurante francés-asiático y una plataforma de observación.

El Hotel Four Seasons, está a pocos pasos del Puente de Carlos, combinando el lujo de un cinco estrellas con un simbolismo histórico que va bien con el casco antiguo de la ciudad. Este hotel está a pocos pasos del Puente de Carlos.

Las habitaciones del hotel Río Premier, tiene también, unas vistas envidiables, además de estar decorado con baños de mármol beige, oro y otros detalles que sólo un diseñador francés podría incorporar. Junto al hotel, hay un restaurante y salón que permite relajarse y comer lo mejor de la comida italiana fresca.

El Hotel Golden Well, tiene vistas a los jardines reales del Castillo de Praga, y es el hogar de una alta cocina, que sirve sus platos en el restaurante Terasa U Zlaté Studne, en la Ciudad Pequeña.

El Tycho Brahe Suite, es llamativo y original porque en el techo de madera, tiene frescos originales que datan del siglo 16, con mobiliario renacentista y un jacuzzi privado.

Si se trata de un hotel inspirado en Asia, entonces, tienen que pasar a visitar el Buddha-Bar, donde hay una decoración moderna, además de un restaurante y disco.

El cuatro estrellas Josef, tiene su encanto en los detalles y el arte contemporáneo, que está en todas partes.

Para la noche, hay que ir al Dock, un club de jazz de esos que desde hace años no se ven. Los conciertos del Dock congregan a estrellas de renombre internacional. Si lo que buscan es un bar económico, entonces tienen que ir al Repete, un bar de copas que está muy cerca de Plaza Vieja, y tiene los precios más bajos de la ciudad.

Por las cercanías de Plaza Vieja, hay varias boutiques de diseñadores de moda checos que les permitirán ver las mejores creaciones del país.

Vía/ Travel.cnn

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