Conocida en alemán como “Holaschowitz”, este espacio checo es una pequeña villa histórica localizada en la parte sur del país, perteneciente al municipio de Jankov. Ha sido famoso a lo largo del tiempo considerando que en su parte sur se encuentra el paisaje protegido por el gobierno local, que incluye el Bosque de Blansky, uno de los más conocidos de esta parte de Europa.
Una de las curiosidades históricas más importantes alrededor de este sitio, es que la ciudad quedó completamente desierta al desatarse la Segunda Guerra Mundial, pero no porque estuviese destruida, sino que todos los edificios fueron abandonados completamente intactos. A la vuelta de los pobladores, en 1990 fue restaurada, siendo entonces incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998.
Aunque no hay datos precisos de los años fundacionales de esta localidad, sí se sabe que la primera mención a la misma se produce en el año 1263, y que a las pocas décadas, el rey Wenceslao II cedió la aldea junto con tras al monasterio cisterciense de Vyšší Brod, que se encargó de administrarla durante seis siglos.
La aldea también es muy apreciada en República Checa, porque fue una de las que más sufrió la epidemia de peste bubónica del siglo XVI, cuando sobrevivieron apenas dos habitantes de la misma, que luego fueron poblando el lugar con colonos de Baviera y Austria sobre todo. En la actualidad, su recorrido nos deja ver 23 manzanas, con más de 100 edificios, todos ellos con cerca de 200 años de antigüedad.
Vía: Czech UNESCO
Imagen: Czech UNESCO