Desde que se inauguró en el año 2006, el Hotel Mandarín Oriental sigue siendo uno de los favoritos de Praga. Este hotel se sitúa cerca de un antiguo monasterio, junto a la Plaza de Malta. Quizás por esta cercanía con un monasterio es que el hotel tiene un aire meditativo y pacífico, aunque el precio de este hotel, está lejos de lo que se necesita para tener unas vacaciones baratas en Praga.
Las habitaciones están envueltas en sábanas color azul marino, y las camas son de las mejores que hay en Praga. Lo único malo, es que el espacio es pequeño para el precio que cobran, y el tamaño de las ventanas no ayuda mucho que digamos.
En el spa, se incorpora ingredientes botánicos, como flores de Tilo. El restaurante del hotel, Essensia, se divide entre su menú de platos checos de origen local y platos asiáticos. Cuando los niños llegan a este hotel, reciben un juguete y artículos de tocador especiales, que incluyen un patito de goma.
Los diseños que inspiran estos hoteles, que están en varios países, y no sólo en Praga, tienen un diseño creativo, pero cada uno tiene su encanto individual, con toques orientales que aluden al patrimonio mandarín oriental. Los arquitectos y diseñadores que trabajan en los proyectos hoteleros, han logrado diferenciar cada uno de ellos. El diseño innovador que tienen inspira y seduce, a la vez que ofrecen un sentido de lugar.
El Mandarín Oriental de Praga, tiene 99 habitaciones y suites, además de la suite presidencial, que puede alojar hasta 5 personas.
El Spa, tiene un menú de tratamientos, que incluyen masajes, esencias para el cuerpo, duchas revitalizantes y tratamientos para relajarse.
Vía/ Fodors