Entre todos los palacios que se encuentran en la ciudad de Praga, uno de los más bellos es el denominado “Wallenstein”, considerado el primer gran palacio construido en la era del barroco, y que destaca además por estas rodeado de hermosos jardines que son conocidos con el mismo nombre, y que en su totalidad ocupan buena parte de la zona del área del norte del llamado “Barrio Pequeño”.
En su momento, la intención de su propietario, Albrecht von Wallenstein, un integrante de la nobleza y alto comandante militar que había jugado un rol fundamental durante la Guerra “de los Treinta Años”, era la construcción de un palacio tan magnífico que opacara al mismísimo Castillo de Praga.
Por ese motivo, el comienzo de las obras se produjo en el año 1624, una vez que se derribó buena parte del vecindario que la rodeaba. Entonces, y gracias a la gran cantidad de dinero invertida en el edificio, sus interiores abundaban en tapicerías, alfombras y muebles traídos especialmente de Italia y Holanda.
Aunque habitó allí apenas algunos meses, finalmente Wallenstein fue mandado a asesinar por el emperador local, y para una década más tarde, poco quedaba de la magnificencia del lugar una vez que las tropas suecas ocuparan la ciudad y saquearan la mayor parte de los objetos valiosos.
Sin embargo, el palacio siguió perteneciendo a la familia hasta la llegada del comunismo en 1945, cuando pasó a pertenecer al estado, siendo que actualmente es utilizado como la sede del Senado de la República Checa.
Vía: Mundo City
Imagen: Viaje Jet