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Arquitectura

La rica historia de Praga le permite tener grandes representaciones de diversos estilos arquitectónicos. Los barrios de Staré Město, Malá Strana y Hradčany reúnen palacios de gran valor artístico.

Ya en el siglo X Praga era un importante centro comercial. En esa época existía un obispado, dos conventos de gran tamaño y una comunidad judía que habitaba en casas de piedra.

En el siglo XIII comienza a utilizarse la piedra para las grandes construcciones para en el XIV, gracias a la influencia del Rey Carlos IV, desarrollarse un estudiado diseño de Praga utilizando principalmente el estilo gótico que la convirtió en una ciudad hermosa y en centro político-cultural de Europa.

De esta época son el edificio del Arzobispado y la Catedral de San Vito. Con los Habsburgo llega el renacimiento con construcciones tan originales como el Palacete de la Estrella y tan hermosos como el Palacio de la Familia Schwarzenberg o la Casa del Minuto.

Tras la Guerra de los Treinta Años llegó un periodo de decadencia para renacer bajo los influjos del barroco, con muestras tan interesantes como la Residencia de Verano de la Familia Sternberken Troja o el Palacio Clam-Gallas.

En el siglo XVIII se impone el clasicismo francés y en la segunda mitad del siglo XIX se pasa a un estilo personal checo promovido por los componentes de la conocida como Generación del Teatro Nacional como se puede observar en la Casa de los Artistas y en el Teatro Nacional.

Este estilo propio se desarrolla intensamente con la Feria conmemorativa del país en 1891 que da como frutos el Pabellón en hierro fundido que mandó construir el Príncipe Hanavsky, el Palacio Industrial de Holesovice y el Mirador de la Colina.

Ya en el siglo XX se pasa al modernismo cuyas principales muestras son la Casa Municipal, el Hotel Europa, el Palacio de Exposiciones y la casa de Ginger y Fred.

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