La Sinagoga Pinkas, es el segundo sitio más antiguo de Praga, que en sus inicios, fue una casa privada de oración, perteneciente a la prominente familia Horowitz, que seguramente, dado su rango y prestigio, jamás hubieran tomado un paquete de vacaciones baratas en Praga.
Actualmente, la importancia de esta sinagoga radica en su rol como monumento a las 80.000 víctimas del Holocausto de Bohemia y Moravia. Los nombres de las víctimas están pintados a mano en las paredes, con textos que fueron compilados a partir de documentos de transporte y listas de registro existentes. Esta sinagoga, es además el hogar de una exposición de dibujos de los niños del campo de concentración de Terezin, lo que intensifica su atmósfera conmemorativa.
La Sinagoga de Pinkas estuvo cerrada por varias décadas, debido a su mal estado, y se reabrió al público cuando se finalizaron las obras de renovación que se llevaron a cabo después de la caída del régimen comunista.
Las inundaciones de agosto del 2002, obligaron a la administración de la Sinagoga a cerrarla de nuevo, afectándose el sótano y la planta baja de la sala principal. Casi una cuarta parte de los nombres pintados de las víctimas del Holocausto sufrieron los peores daños.
Aunque un seguro cubre la mayor parte del daño estructural causado por la inundación, esto no incluye el repintado de la sala principal y los nombres que fueron arrastrados por las aguas de la inundación. Esta sinagoga se restauró completamente con el apoyo del WMF y se reabrió al público al final del 2003.
La Sinagoga incluye información y fotografías de los daños que causaron las inundaciones y su posterior reparación, además de los reconocimientos a las ayudas internacionales para poder repararla y volver a reabrir el edificio.
A la Sinagoga se le hizo una restauración secundaria el 2004, que incluyó reparar el techo y el aislamiento, instalándose además, sistemas de climatización y protección contra incendios.