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Aunque la trayectoria de los diseñadores se ve normalmente influenciada por su historia de vida y los delineamientos dentro de los cuales se han desarrollado con más fuerza, hay algunos que consiguen desmarcarse completamente de su estilo inicial, y eso fue lo que le sucedió la diseñadora Blanca Matragi.

Matragi se hizo muy conocida por sus vestidos de alta costura superior, hechos a la medida para princesas persas, pero fuera del alcance para mujeres promedio, que no tuviesen un marido magnate del petróleo. Esto es lo que cambio en su historia.

Lo que hizo cambiar de idea a la diseñadora, y le permitió pasar de piezas de colección que solo se usarían una sola vez, a crear piezas que pudieran utilizarse todos los días, fueron las cartas de sus admiradores, que rogaban por sus diseños plasmados en algo que sirviera a una mujer de carne y hueso, común y corriente, real.

La primera boutique de Blanca Matragi se esta abriendo en la Casa Municipal, donde permanecerá por un año, mostrando sus diseños e impresos reproducidos ahora digitalmente sobre seda y materiales viscosos.

Matragi lleva sobre sus espaldas, reconocimientos relevantes de la industria de la moda, y lleva en su boca siempre el lema que deberíamos tener todos los que queremos algún día conseguir algo: “coraje”. Esto es lo que siempre dice Matragi cuando se le pregunta por qué permaneció en el Líbano aun cuando todos huían a raíz de la guerra.

Por ahora, los checos tendrán a Matragi en sus manos, pero ella ya se está preparando para asumir un nuevo desafío: conquistar los mercados de la moda estadounidenses.

Vía/ Praguepost

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