prague.jpg

Si hay una ciudad europea que se ajuste a la descripción de perfecta, es Praga. El oscuro pasado de esta ciudad de oro se recubre con su belleza natural, uno de los muchos motivos por los que los turistas escogen pasar sus vacaciones en Praga.

El siglo XIV vio la ciudad llegando a su cúspide bajo el ilustre monarca Carlos IV, de ahí el nombre del afamado Puente de Carlos. El emperador fundó la Universidad de Carlos, que es una de las universidades más antiguas de Europa.

Arquitectónicamente, la ciudad es hermosa, con estilos góticos, barroco y construcciones contemporáneas que se yuxtaponen en el horizonte.
El casco antiguo está salpicado con torres y vías empedradas que vale la pena explorar a pie, por lo que los turistas no deben olvidar sus zapatos para caminar.

Desde lo lejos se puede ver las torres y cúpulas del famoso Castillo de Praga. Por el margen izquierdo del río Vltava está el Castillo de Praga y Malá Strana, mientras en el margen derecho está el Barrio Judío, la Ciudad Vieja y Ciudad Nueva. Entre las dos zonas, se encuentra el Puente de Carlos.

A ambos lados del puente hay 30 estatuas barrocas, y una torre situada en cada extremo de la misma.

Por las noches, ver el Castillo de Praga es deslumbrante, por las luces que le crean un aura de cuentos de hadas. El Castillo de Praga, construido en el siglo IX, es como una ciudad en miniatura que contiene palacios reales, una basílica y una catedral.
También hay una Calle de Oro, con muchas casas de madera, en donde en el pasado vivieron los orfebres de la ciudad.

Vía/ Deccanchronicle, Foto/ (RachelC) flickr

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el permalink.