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El precioso Palacio Arzobispal de Praga es un imponente edificio que no debemos dejar de visitar si pasamos nuestras vacaciones en Praga, ya que cuenta con una llamativa fachada barroca, que fuera concluida en un momento de esplendor de este estilo, alrededor del año 1765, gracias al arquitecto Jan Josef Wirch y a instancias del arzobispo Antonín Přichovský. El recinto, además, se encuentra ubicado sobre la denominada “Plaza del Castillo”, de la capital checa.

Hay que destacar además que las obras de este sitio se reanudaron en muchísimas ocasiones, siendo que en un primer momento se trató de una casa exclusivamente dedicada a albergar a los nobles locales. Allí vivió por ejemplo el arzobispo de Praga Antonín Brus de Mohelnice, quien la reformó en 1564 en estilo renacentista checo; y al poco tiempo, en el 1600, se construyó en su interior una capilla con decoración al fresco del destacado artista Daniel Alexius de Květná.

Ya luego en la época barroca, fue reformado en muchas de sus estructuras por Jan Baptista Mathey entre 1675 y 1679, quien añadió varias esculturas de este tipo en el portal, las cuales le han dado el aire majestuoso que mantiene hasta la actualidad. Sin embargo, algunas modificaciones posteriores de Ignác Platzer, “el Viejo”, no fueron conservadas en el tiempo, y se las reemplazó por otras de Tomáš Seidan.

En cuanto al interior del recinto, debe mencionarse que sobresalen a la vista de los visitantes los famosos salones del piso noble, ubicados en la segunda planta, que acogen obras de gran valor, como por ejemplo dos bustos góticos sobredorados de San Pedro y San Pablo, realizado en el siglo XV.

Vía: Mi Nube
Imagen: Mi Nube

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