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Siglos XVIII y XIX

En los siglos XVIII y primera mitad del siglo XIX Praga gozó de un gran crecimiento económico, que atrajo a mercaderes y nobles de toda Europa. La ciudad se desarrolló rápidamente y se construyeron iglesias y palacios, muchos bajo el nuevo estilo del Barroco.

Durante la dominación austrohúngara, en el siglo XIX se convirtió en el centro del nacionalismo checo y su actividad cultural e intelectual fue brillante, construyéndose el Museo Nacional, el Teatro Estatal y el Rudolfinum.

Siglo XX y actualidad

En 1918, como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, se fundó Checoslovaquia, y el nuevo presidente de la república Tomáš Masaryk hizo de Praga la sede de su gobierno y capital del estado checo.

Entre 1939 y 1945 el ejército de Hitler ocupó Praga.

La ciudad, hasta el momento de carácter multiétnico, asistió a la persecución del pueblo judío. Muchos fueron capturados y enviados a Campos de Concentración, donde la mayoría fueron exterminados. En 1945 el ejército estadounidense bombardeó la ciudad al confundirla con Dresde, causando la furia de los checos.

Pocos días más tarde el ejército soviético liberó la ciudad y los ciudadanos checos se tomaron la venganza por su mano, causando la muerte de varios ciudadanos de origen alemán.

Tras la Segunda Guerra Mundial la República Checa pasó a formar parte del bando comunista, bajo los auspicios de la Unión Soviética. Tras dos décadas de totalitarismo en 1968 estalló la Primavera de Praga, un movimiento de oposición a la Unión Soviética, que fue duramente reprimida con la invasión de los ejércitos Soviéticos.

Tendrían que pasar otras dos décadas, hasta 1989 para ver el fin del socialismo en la República Checoslovaca. Praga fue el centro de la Revolución de Terciopelo durante la caída del comunismo.

Cuatro años después, en 1993, se decidió pacíficamente la división de la República Checa y Eslovaquia. Praga pasó a ser la capital de la República Checa.

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